Tyndale, nacido en Inglaterra en la época en que Colón zarpó hacia el nuevo mundo, se educó en Oxford y Cambridge y llegó a ser integrante del clero católico. Hablaba ocho idiomas con fluidez, entre ellos griego, hebreo y latín. Tyndale era un ferviente estudioso de la Biblia, y le preocupaba profundamente la ignorancia generalizada sobre las Escrituras que observaba entre sacerdotes y laicos por igual. En una acalorada discusión con un clérigo que opinaba que no se debían poner las Escrituras al alcance del hombre común, Tyndale juró: “¡Si Dios me concede vida, antes de que pasen muchos años, haré que el joven que conduzca el arado sepa más de las Escrituras que tú mismo!”.
En la vida de Jose Smith se Cumple la promesa de Williams Tyndale cuando dijo de que Si Dios le concedia la vida, antes de que pasaran muchos años, el haria de que el joven que conduzca el arado sepa más de las Escrituras que el Clerigo.
Solicitó la aprobación de las autoridades de la iglesia para preparar una traducción de la Biblia al inglés para que todos pudieran leer la palabra de Dios y llevarla a la práctica. Le fue negada, ya que la opinión que prevalecía era que el acceso directo a las Escrituras por parte de alguien que no fuera del clero ponía en peligro la autoridad de la iglesia y era como echar “perlas delante de los cerdos” (Mateo 7:6).
Sin embargo, Tyndale emprendió la difícil tarea de la traducción. En 1524, viajó a Alemania, bajo un nombre ficticio, donde vivió la mayor parte del tiempo a escondidas, bajo constante amenaza de arresto. Con la ayuda de amigos fieles, Tyndale logró publicar las traducciones al inglés del Nuevo Testamento y más tarde del Antiguo Testamento. Las Biblias se introdujeron clandestinamente en Inglaterra, donde tenían gran demanda y las valoraban grandemente los que podían conseguirlas. Se compartían extensamente, pero en secreto. Las autoridades quemaban todas las copias que encontraban. Sin embargo, en menos de tres años después de la muerte de Tyndale, Dios en verdad abrió los ojos del rey Enrique VIII, y con la publicación de lo que se llamó “La Gran Biblia”, las Escrituras en inglés comenzaron a estar a disposición del público. La obra de Tyndale llegó a ser el fundamento de casi todas las traducciones futuras de la Biblia al inglés, en particular la Versión del Rey Santiago
Enrique VIII
Traduccion de la Biblia de Williams Tyndale
Guillermo Tyndale no fue el primero ni el último de los que se han sacrificado, en muchos países e idiomas, aun al grado de morir, para sacar la palabra de Dios de la oscuridad. Les debemos a todos ellos una gran deuda de gratitud. Debemos quizás una deuda aún mayor a aquellos que fielmente registraron y preservaron la palabra a través de las edades, muchas veces con minuciosa labor y sacrificio: Moisés, Isaías, Abraham, Juan, Pablo, Nefi, Mormón, José Smith y muchos más.