miércoles, 21 de julio de 2010

Anne Sullivan : "El que quiere Puede"


Hace algunos años mi Presidente de Misión , nos enseño acerca de esta gran Mujer no Miembro de la iglesia , que demostro al Mundo entero que todas las cosas se pueden hacer si uno quiere , su vida ha servido de inspiración para muchas personas decaidas , con bajo autoestima o que se considera que vinieron al mundo con siertas dificutades ; como miembros de la iglesia muchas veces nos sentimos incapaces de ocupar ciertos llamamientos cuando se nos llama creyendo que no estamos dotados de ciertas facultades , les invito a leer con deteniemiento la vida de Anne Sullivan. ( administrador )


Esta increíble mujer, muda, ciega y sorda, simboliza la perseverancia y la voluntad para vencer las limitaciones físicas

«Los grandes poetas son interpretes de las cosas eternas. Es verdad que no puedo ver la luna, pero sé que está ahí».

Esto llegó a pensar y a escribir en su libro La historia de mi vida (Edades, México, 12ma, edición, 28 noviembre) la infatigable y sabia mujer que hace muchos años era una niña ciega y sordomuda que de debatía en la desesperación, buscando inútilmente una manera que le permitiera comunicarse con sus angustiados padres.

Eles Releer creció en medio de una infancia muy difícil y atemorizaba a sus familiares y amistades de la casa con gritos y alteraciones constantes, pero cuando cumplió seis años, su progenitora leyó un libro de Charles Dikens que contaba el trabajo increíble hecho con la niña Laura Bridman, también sordo-ciega.

Los padres de Hellen solicitaron la ayuda de Michael Anagnos, director del Asilo para ciegos de Massachussets y del celebre Alexander Graham Bell. Con la ayuda de este encontraron a la profesora Anne Sullivan, quien con gran dedicación alcanzara la vital rehabilitación de la niña.

Eles nació en la desconocida localidad norteamericana de Tuscumbia, al norte de Alabama, el 27 de junio de 1880; se convirtió en la primera sordo-ciega-muda del mundo que se graduó en una Universidad y, además, fue autora de un “best-seller” y nombrada fundadora de campañas por los derechos de la mujer.

El misterio de su enfermedad

Helen Keller nació saludable, pero a los 19 meses le sorprendió una calentura rara que los doctores de aquel tiempo llamaron “fiebre cerebral” y que probablemente fuera fiebre escarlata o meningitis.

Pronto su madre notó que mientras bañaba a la niña, esta no cerraba sus ojos. Llamó al doctor, quien descubrió que la niña era ciega. Días después también la progenitora comprobó que la pequeña parecía no oír el ruido fuerte de una campana. Por esa razón quedó muda también.

Cuando por primera vez la profesora Anne Sullivan visitó la casa de Eles, la niña puso sus manitas en la cara y el vestido de la maestra, trataba de abrir su bolsa. Costó mucho trabajo quitársela, pues luchaba caprichosamente por tenerla. La señorita Sullivan le dio entonces una muñeca y ella se sentó a jugar con ella.

La primera evidencia del esfuerzo que hizo Anne Sullivan para que Helen pudiera ser feliz, está unida a ese juguete, cuando la pequeña ciega, sorda y muda la acunaba en sus brazos, porque fue justamente “muñeca” la primera palabra que la niña aprendió.

Cuando Eles llevaba unos minutos realizando esa maniobra, la profesora tomó la mano y deletreó la palabra m-u-ñ-e-c-a escribiendo cada letra en la palma de la no de la niña, que se mostró interesada en los extraños movimientos y trató de imitar el recorrido de los dedos de la maestra. Esa fue la primera vez que alguien intentara enseñar a Helen Keller.

La señorita Sullivan hizo con la palabra “agua” mediante la sensación del agua fresca en su mano, que la propia Helen comentaría: “De alguna manera en aquel momento comprendí de repente el misterio del lenguaje. Supe entonces la maravilla que era la frialdad del agua que impetuosamente cayó sobre mi mano. Aquella palabra “viva” tocó mi espíritu, dándole luz, esperanza y regocijo”

En apenas unas horas Helen había aprendido 30 nuevos vocablos y desde entonces su progreso fue realmente asombroso. Aprendió a leer “tocando”, primero usando letras a relieve, luego con el sistema Braille.

A los 20 años ingreso en el Colegio Radcliff, de Harvard, donde aprendió francés, alemán, griego, y latín, abriendo así un gran potencial al mundo de las personas ciegas y sordas. Anne Sullivan murió en 1936, pero Helen continuó viajando por el planeta, acopiando fondos para los ciegos. Su historia fue contada en 1962 en la película The Miracle Worker ( La trabajadora milagrosa). Protagonizada por Anne Bancroft y Patty Duke, quienes fueron ganadores del Oscar por sus formidables actuaciones.

Hablar y “Escuchar”

La señorita Sullivan la llevó a una famosa profesora de sordos llamada Sarah Fuller, y le indicó lo qué tenía que hacer. Helen movió su mano sobre los labios de la señora Fuller, puso sus dedos dentro de la boca de la nueva profesora para aprender la posición de la legua, los labios y los dientes. Luego emitió los sonidos que hizo la señora Fuller.

Después de eso, la profesora emitió otros sonidos y Helen los imitó a todos. Luego la señorita Fuller pronunció algunas palabras aisladas, moviendo sus dedos a través de las manos de Eles para mostrarles la extensión de las sílabas.

Regresó a su casa a la altura de la séptima lección, se viró hacia la señorita Sullivan y le dijo con una con una extraña y vacía voz: Puedo hablar ahora”. Esa fue realmente la primera vez que hizo uso del lenguaje humano.

Helen tomó solo siete lecciones de la señora Fuller, pero eso fue solo el principio de su larga lucha para aprender a hablar. Semana tras semana…año tras año, trató de hablar cada vez más claramente. Repitió palabras y oraciones durante horas, empleando el sentido del tacto de sus dedos par aprender las vibraciones de la garganta de la señorita Sullivan, el movimiento de su lengua y la expresión de su cara mientras hablaba.

Al cabo de algunos años Helen fue capaz de “oír” mediante la vibración los mejores chistes de Mark Twain. Con sus dedos en los labios, el tenor italiano Enrico Caruso “vertió su dorada voz’ en su mano y el violinista Jascha Heifets tocó para ella mientras Helen apoyaba ligeramente sus dedos en el violín.

Las victorias de Helen Keller sobre sus desventajas o discapacidades rápidamente la hicieron famosa. Comenzó a mantener correspondencia con muchas gentes célebres, escribiendo en ingles y en francés. Asistió al colegio, al lado de su profesora Sullivan, quien le escribía en su mano las lecciones de los maestros. Se graduó en 1904, con 24 años. De inmediato escribió artículos para algunas revistas y habló para ciegos en muchas partes del mudo. Recibió honores en distintos países, y muchachas y muchachos corrían a conocerla. Mientras otros nombres serán olvidados, el de Helen Keller será recordado por mucho tiempo.

En 1964 recibió la Medalla de la Libertad, la más alta condecoración dada en Estados Unidos a un civil, un año más tarde fue elegida para figurar en el Paseo de la Fama de las Mujeres en la Feria Mundial de Nueva York.

Murió tranquilamente el primero de junios de 1968. Algunos años antes había perdido su muñeca en uno de sus viajes humanitarios.

Este es un ejemplo viviente de: “el que quiere puede”

4 comentarios:

  1. Que hermosa historia!! que emoción conocerla y que inspiración su vida. Nosotros que estamos "completos" muchas veces no le echamos ganas a la vida, nos falta ese amor por ella que a Helen le sobraba!

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  2. soy sordo y hablas Gabriel decis no nada salir afuera sorda de mujer quieres no importa mormon y no se nada sorda

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  3. una vez mas me sorprendes jose luis, gracias por publicar esta historia tan inspiradora.Dario AMURRIO

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